jueves, 3 de febrero de 2011

Editorial (Lunes 31 de enero)

Escrito por: William Alvarez, productor de MxI.

Costa Rica entrega premios, entrega beneficios y entrega posibilidades, a quienes no hacen nada para merecerlos.

Es constante escuchar que personas no merecedoras obtienen beneficios, que tal o cual ganó un premio fuera de su alcance o que este se declaró desierto. Cabe preguntarse cuántas veces se toma en cuenta a quienes de verdad están trabajando por el bien del país, por defender a quienes lo necesitan o por premiar el trabajo que en realidad se hace de forma desinteresada.

Cuando un dirigente político viaja a donde no lo merece, sólo porque tiene el poder para hacerlo, o cuando una persona sin méritos se gana un reconocimiento es cuando nos damos cuenta que este tipo de “premios” no llegan a quienes los merecen.

Da pena saber que los casos de corrupción que salen a la luz pública son muy pocos. Todavía quedan muchos que reciben beneficios y reconocimientos sin haber merecido siquiera ser considerados.

Antes de reconocer el trabajo de una persona debería tomarse en cuenta primero su valor humano. Probar si es un hombre o mujer capaz de entender que el contorno humano está lleno de diversidad y que igualdad de sexo es sinónimo de igualdad de capacidades.

Las cosas que se hacen en silencio son las que valen la pena; como las personas que se sudan los días por la igualdad, por los derechos, por el ambiente o por defensa de la diversidad. Desafortunadamente, estas son menospreciadas, maltratadas e ignoradas por aquellos que con una trayectoria dan por menos a nuevas generaciones debido a su edad, género o preferencia sexual.

Son otros y otras quienes deberían representarnos, quienes merecen premios, quienes trabajan y quienes en realidad son seres humanos con principio, tolerancia y respeto, merecedores de cuanto reconocimiento exista.

En MXI celebramos el buen trabajo de aquellos y aquellas que no salen en los periódicos, que hacen trabajo de hormiga y que tienen en claro que seres humanos somos todos, sin importar las diferencias.